"En las circunstancias actuales, nadie puede darse el lujo de asumir que alguien más se hará cargo de resolver sus problemas. Cada individuo tiene la responsabilidad de ayudar a guiar a nuestra familia global en la dirección correcta. Los buenos deseos no son suficientes, debemos comprometernos de una manera activa."
Su santidad el Dalai Lama
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Hoy el día de los listados de nuevos propósitos y resoluciones firmes, que año tras año se vuelven a intentar y al cabo de un par de meses se dejan, en el rincón de los propósitos fallidos. Este año en tierras lejanas o como se dice en fútbol jugando de visitante, me cuesta un montón sentarme a mandar tarjetas y a decir las mismas tonterías de todos los años, así las diga con el corazón y desee con el alma que toda mi familia y amigos hagan sus deseos realidad, sean más felices, más saludables, que se ganen la lotería, la de la vida y la otra también.
Pero este año todo es diferente, depronto porque mis deseos se hicieron realidad y nada es como me lo imaginaba y por eso toma tanto sentido esa frase que dice que hay que tener cuidado con lo que deseas porque podría hacerse realidad. Y sí así es, a lo mejor me faltó dar unas coordenadas más precisas sobre mis deseos, o mis millas kármicas no daban para más, no sé, el caso es que el sueño prometido solo se quedó en el enunciado y no se, a lo mejor lo consiga, a lo mejor no, lo único que se es que tendré que trabajar incansablemente para intentar conseguirlo y para eso solo poseo dos herramientas, mis dos manos y un saco de esperanzas que traigo a cuestas, que juro solemnemente que nada ni nadie podrá arrebatarme.
Y si el sueño era uno, pero terminó en otro y tuve que desplazarme 8.000 km para darme cuenta que nadie más es responsable sobre mi propia vida, que yo soy el capitán de mi alma, como diría sabiamente Morgan Freeman, digo Nelson Mandela, ja. Que la vida se trata de intentar ser inmensamente feliz o fracasar en el intento y que no es una carrera colectiva, es una carrera personal con obstáculos.
Agradezco a las personas que me enseñaron a madurar, a entender que no todo se puede cuando yo quiero, que las cosas no son como yo quiero sino como son; que no todos los sueños se hacen realidad, que la vida es más dura, mucho más dura de lo que yo creía. Debo admitir que ha sido una lección dura, que me ha costado digerirla un montón, que jamás ni en las pesadillas más tenebrosas imaginé recibir de estas personas una bofetada, que si el objetivo era abrirme los ojos, lo consiguió. Y por eso valga la redundancia, gracias de verdad.
Por lo tanto, mi propósito de año nuevo será asumir mi vida, estar a cargo. Los invito a todos, incluso para los que todo esto es obvio y creen erradamente que solo se trata de sobrevivir....
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